Durante años, los ciudadanos de Israel pensaron que la llamada intriga del "Ciudadano X" no era más que una leyenda urbana que surgía y desaparecía de tanto en cuanto. Según se rumoreaba, existía un hombre en alguna cárcel de máxima seguridad en Israel, cuya identidad desconocían incluso sus carceleros. Podía ser un espía, un terrorista, o incluso una invención.
Cuando la prensa comenzó a indagar sobre este hombre misterioso, la agencia de inteligencia israelí Shin Bet solicitó a los medios que no trataran el asunto, cosa que no hicieron. Finalmente, obtuvo una resolución judicial asegurando que ponían en peligro la seguridad nacional, por lo que se decretó el secreto de sumario y la censura de todo lo relacionado con el hombre misterioso. Dentro de Israel no se podía informar sobre "Ciudadano X", a pesar de que el Gobierno no había confirmado ni desmentido su existencia.
Pero en la era de la comunicación global el vacío informativo estaba condenado a romperse. Este martes, la cadena australiana ABC emitió el bombazo de la historia del ciudadano desconocido: se llamaba Ben Zygier, y era un judío australiano de 34 años al que reclutó el Mosad. Falleció en 2010 en su celda de altísima seguridad en Ayalon, al sureste de Tel Aviv. Le encontraron ahorcado.
Originario de Melbourne, había emigrado a Israel en el año 2000, donde adoptó otro nombre: Ben Alón. Allí se casó con una israelí y tuvo dos hijos. Días después de su muerte en la prisión, fue enterrado en su tierra natal.
Lógicamente, las restricciones informativas impuestas a los medios de comunicación nacionales se volvieron ridículas en cuanto se emitió el reportaje. Medios como Haaretz se hicieron eco de la noticia, y recibieron llamadas de la oficina de censura del Ejército, recordándoles que por auto judicial, era un asunto de "seguridad nacional". Lo hicieron, pero fue inútil: a través de las redes sociales, cualquier israelí podía acceder al reportaje original australiano y conocer la historia de Ben Zygier.
El nerviosismo de la inteligencia israelí se hizo aún más evidente cuando el asunto surgió en el Parlamento, donde varios legisladores preguntaron al ministro de Justicia si podía confirmar que "un ciudadano de Australia con identidad falsa se suicidó en prisión, sin que se informara de ello". El Gobierno permitió a los periodistas informar de lo que ocurría en el pleno, pero sin hacer referencia a la información original de ABC. La absurda situación acabó un día después: el Gobierno israelí acabó levantando el embargo informativo, consciente de que la información se había difundido ya completamente, y aceptó la existencia del Ciudadano X.
"El servicio penitenciario israelí detuvo a un prisionero que era ciudadano israelí, pero que poseía también una nacionalidad extranjera", ha admitido el Ministerio de Justicia en un comunicado. "Por motivos de seguridad, el hombre fue encarcelado bajo una falsa identidad aunque su familia fue informada inmediatamente de su arresto".
Las incógnitas del caso
No obstante, todo lo que rodea a Ben Alón ó Ben Zygier continúa sobrevolado por muchas zonas oscuras. La primera de ellas es el motivo de su detención: ¿De qué se le acusaba? ¿Por qué le investigó también el servicio de seguridad australiano?
Hasta el momento, todo son hipótesis, aunque una de ellas va cobrando fuerza según surgen nuevas informaciones. Zygier fue herido durante su servicio militar en Israel, y volvió un tiempo a Australia. Cuando regresó a Israel fue reclutado por el Mosad. La inteligencia australiana esperó a que volviera a viajar al país –para completar un máster– y le interrogó porque sospechaba que había usado el pasaporte australiano para hacer viajes como agente del Mosad, a Siria y Líbano.
Según la prensa israelí, un periodista australiano consiguió localizarle y preguntarle si pertenecía al espionaje del país hebreo. Él lo negó, y cuando regresó a Israel, fue arrestado acusado de vender secretos del país.
Otra de las dudas importantes respecto al caso es cómo consiguió quitarse la vida en diciembre de 2010. Zygier estaba en una celda de máxima seguridad que se diseñó para el asesino del primer ministro Isaac Rabin en 1995. Tenía cuatro cámaras en su interior, y varios agentes vigilándole, pero a pesar de ello apareció ahorcado.
Todo se complica con el testimonio de un abogado, Avigdor Feldman, que vio al Ciudadano X días antes de su muerte, y negó que tuviera intenciones suicidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario