viernes, marzo 28, 2014

¿Por qué Julio Verne se adelanto a su tiempo?

Aunque era abogado, Julio Verne (1828-1905) tenía una gran afición por la ciencia y estaba muy al tanto de los avances científicos. Además se rodeó de ingenieros y científicos que le ayudaron a intuir qué cosas serían factibles en un futuro relativamente cercano y cuáles no. A diferencia de H.G. Wells, con quien no le gustaba que le comparasen, Verne dedicaba largas horas a la lectura, como él mismo explica en una entrevista concedida a Robert H. Sherard en 1894: «Puedo decirle que nunca he estudiado Ciencias, aunque gracias a mi hábito de leer he podido adquirir conocimientos que me han sido útiles. Soy un gran lector y cada ocasión que leo lo hago con un lápiz en la mano. Siempre llevo un cuaderno conmigo e inmediatamente apunto algo que me interese o que pueda ser de posible uso en mis libros. Para darle una idea de mis lecturas, vengo aquí [Sociedad Industrial de Amiens] todos los días después de almuerzo y de inmediato me dispongo a trabajar y leo de principio a fin hasta quince publicaciones distintas, siempre las mismas, y puedo asegurarle que son muy pocos los artículos que escapan a mi atención. Cuando veo algo de interés lo anoto. Leo muchas publicaciones, como Revue Bleue, Revue Rose, Revue des deux mondes, Cosmos, La nature de Tissandier y L'astronomie de Flammarion. También leo los boletines de las sociedades científicas, sobre todo aquellos de la Sociedad Geográfica. Debo significar que la Geografía es mi pasión y mi tema de estudio». «En mi biblioteca personal se encuentran todos los trabajos de Elisée Reclus -por el cual siento gran admiración-, y todos los de Arago [físico y astrónomo al que conocía personalmente]. Poseo miles de notas actualizadas sobre diferentes temas y en estos momentos cuento con veinte mil notas que pueden ser revertidas en mi trabajo, pues a día de hoy no han sido usadas. Algunas de estas notas las tomé en conversaciones. Me gusta oír hablar a las personas, con la condición sobre todo que hablen sobre tópicos de los cuales conocen».

Un programa que traduce el lenguaje de un delfin.

Hay historias que a uno le gustaría que fueran ciertas, que no dejaran lugar a dudas y que se repitieran. Esta, que incluye un contacto entre especies que parece sacado de un cuento, es una de ellas. Denise Herzing, bióloga conductual del programa Wild Dolphin Project, nadaba en aguas del Caribe con un grupo de delfines a los que ha seguido durante los últimos 25 años cuando escuchó que uno de ellos decía: «¡sargazos!». Lógicamente, el delfín no articuló palabra, sino un silbido que el software desarrollado por Herzing y su equipo tradujo simultáneamente por primera vez. «Me quedé de piedra», reconoce Herzing a la revista NewScientist. El milagro lo hizo un prototipo de traductor de los silbidos de los delfines llamado Cetacean Hearing and Telemetry (CHAT). El silbido para comunicar «sargazos» o «algas» era uno que los investigadores habían inventado cuando jugaban con los cetáceos, con la esperanza de que lo adoptaran. Cuando el equipo recogió el silbido en particular de un ejemplar, Herzing oyó su propia voz grabada que decía la palabra en su oído. Parece algo increíble. El problema es que solo ha ocurrido una vez, así que es muy arriesgado sacar conclusiones. Además de escuchar los silbidos inventados, el equipo espera empezar a averiguar lo que significa la comunicación natural de los delfines. Los algoritmos han descubierto ocho componentes diferentes en una muestra de 73 silbidos. Son todavía preliminares, pero fueron capaces de igualar ciertas cadenas de esos componentes con, por ejemplo, las interacciones madre-cría, según describe NewScientist.