martes, noviembre 14, 2006

Biología de la conciencia


Dilucidar el origen biológico de la conciencia parece ser un tema crucial de las neurociencias, a tal punto que puede sostenerse que mientras no se esclarezca la génesis de la autognosis, de la conciencia del "yo", la neurobiología parecerá trunca e indefinida.
Comprender el "yo consciente" es situarse en un terreno arduo, esquivo, a medio camino entre la ciencia y la filosofía. Aún las teorías más ambiciosas terminan en un callejón sin salida cuando deben dar una explicación biológica de la conciencia de ser consciente, de la facultad integradora del cerebro para aunar tantos mensajes del mundo externo, inéditos, cambiantes, que deben ser confrontados con este "yo", poseedor de un mundo privativo, provisto de introspección y por sobre todo de valores y de memoria individual, de historia personal.
El avance de las neurociencias ha puesto en entredicho a todas las concepciones psicológicas mayores.
El conductivismo, el instruccionismo (teoría cognocitivista) y el psicoanálisis sufren de la misma concepción errónea impresa por el dualismo cartesiano que parecen omitir el papel del cerebro, "la estructura viviente" más compleja, que resulta de millones de años de evolución y cuya lucha despiadada por la sobrevivencia no solo ha dado como culminación la aparición del hombre sino al fabuloso desarrollo de su cerebro y a los procesos selectivos que necesariamente se desarrollaron en él, a través de la ontogenia y el posterior proceso de la enseñanza y adaptación social del hombre, fruto de la aparición de sus funciones simbólicas.
El cerebro no es un computador. El mundo no es una cinta magnética que el cerebro descifra. Este órgano debe adaptarse "a posteriori". No tiene instrucciones previas. Searle, un filósofo de Berkeley dirá que los programas computacionales realizan operaciones sintácticas, en tanto que la mente pone en juego contenidos semánticos. Por tanto los programas informáticos no son mentes.
Searle, más adelante agrega: "que los cálculos matemáticos no son procesos intrínsecos como la digestión o la fotosíntesis". El cálculo matemático no es inherente a la naturaleza, sólo existe en relación a un observador o un usuario. Un ordenador es una cosa cuando se le agrega una interpretación numérica.
El cerebro es una máquina orgánica, la trasmisión neuronal es un proceso orgánico. El proceso matemático abstracto solo existe en relación con observadores e interpretaciones conscientes.
Humberto Maturana y Francisco Varela son citados en relación a su concepto de clausura operacional del sistema nervioso, que en su operar no es solipsista porque está continuamente interaccionando con su medio, ni tampoco representacional, porque en cada interacción, el estado del sistema nervioso es el que especifica qué perturbaciones son posibles y qué cambios ellas gatillan, en su "dinámica de estados".
Surge, más adelante, el problema de los "qualia", concepto que se opone a lo mensurable que son los "quanta". Los "qualia" son sentimientos, estados subjetivos que no tienen ubicación alguna en un computador y que aniquilan la comparación del cerebro con un ordenador.
Se invoca la concepción de Popper, de categorizar la realidad en tres mundos que interaccionan entre sí. En el mundo 3, de la fantasía, la ciencia y el arte, surgiría junto a la capacidad creativa y simbólica del hombre, la conciencia del "yo". El pensamiento de Karl Popper es demasiado grande para resumirlo, pero, a modo de aforismo, recordemos que él dirá "que no nacemos con un yo, que hay que aprender a ser un "yo" y a crear una teoría en nosotros mismos.
Francis Crick en su libro "The Astonishing Hypothesis" plantea que el asombro proviene de que la gente es renuente a pensar que el hombre es un ser neuronal y que es necesario dar una explicación del funcionamiento de las neuronas en términos químicos y eléctricos, aunque esta sea una posición reduccionista. Vulnerable por su parcialidad, es el único medio de ascender a la totalidad: "los conceptos no se nos dan, los inventamos"; necesitamos crear categorías que la experiencia refuta o verifica.
Crick admite el problema de los "qualia", pero los reduce al concepto de exactitud y establece que el sentimiento que un sujeto experimenta, no puede ser estrictamente igual al de otro individuo, pero debe existir de todas maneras un correlato neuronal común, aunque no idéntico. El sentimiento de libertad ¿residirá en algún lugar del cerebro?
Crick se basa en el vasto conocimiento fisiológico que se ha acumulado sobre la percepción visual, que a la postre es una interpretación simbólica de la realidad y es la respuesta de múltiples neuronas jerárquicamente.
Distribuidas, y al mismo tiempo sometidas, a circuitos re entrantes, que le imprimen al fenómeno perceptivo un significado y una coordinada espacial. Sus conexiones al hipocampo le proporcionan la organización temporal. El cerebro emplea la memoria como guía. La ambigüedad de las escenas, son resueltas por un papel activo del cerebro.
Concluye nuestra conferencia con la exposición de las ideas de Gerald Edelman, creador de los conceptos de "Topobiología del Neodarwinismo" y del "Presente Rememorado", que representan los títulos de sus 3 libros fundamentales. En una síntesis apretada y, por concisa, insuficiente para una teoría general tan vasta y tan honda. Nos limitaremos casi a un glosario de las ideas de Edelman considerado, quizás,el neurobiólogo más importante en el tema de la Biología de la conciencia.
Para Edelman, la conciencia es un proceso que estratifica la memoria en niveles cada vez más amplios. Edelman crea los conceptos de "Conciencia Primaria", fundada en la categorización perceptiva e impregnada de categorías de valor y la "Conciencia Superior", que se sustenta en la capacidad simbólica del hombre y de su relación social y cultural.
El hombre, para poseer un espíritu, debe ser intencional. De esta acción surgirá el "yo consciente".
La materia se organiza y los ordenamientos morfológicos determinan los procesos mentales. El cerebro ha sufrido en su desarrollo evolutivo y en su despliegue personal todos los avatares de la selección natural. Extrapola el concepto darwiniano de la Selección de las Especies a la Teoría de la Selección de los Grupos Neuronales, que es un proceso dinámico y de Selección preferencial que va dando origen a los mapas neurales primordiales y a los sucesivos cambios, cada vez más extensos, los que, a través de la experiencia, determinarán redes neuronales cada más globales, sobre las cuales descansará la conciencia del yo y su inserción en el mundo social.
Durante la ontogenia, la determinación genética condicionará las grandes líneas que configuran la morfología de la especie, pero la individualidad de cada ser está entregada al azar epigenético en que las neuronas migran, se conectan y mueren. Esta diversidad epigenética es la responsable de la identidad de cada individuo por rudimentaria que sea su estructura neuronal.
Tres proposiciones fundamentan la Teoría de Edelman:
1 ) La Selección de conjuntos neuronales a través de la evolución.
2) La Selección por experiencia, con facilitación y reforzamiento sináptico y
3) El concepto de re entrada.
La selección neuronal primaria es el resultado de la codificación genética seguida de la lucha Topobiológica, con nomadismo y mente neural.
La Selección de los Grupos Neuronales es un proceso secundario que lleva a la selección de mapas neuronales en los cuales se esculpe la memoria; son límites inestables, cambiantes, aún en las áreas perceptivas primarias que parecen ser las más consolidadas. En suma, se asiste a la plasticidad sináptica.
La re-entrada es un proceso extremadamente dinámico de parejas de grupos y de múltiples parejas, que se concatenan entre sí.
Así surge la categorización perceptual. La memoria no será más "que una categorización del mundo más antiguo". El aprendizaje se explica por la consolidación de mapas neuronales.
La memoria no será nunca replicativa. Tiene, a diferencia de los computadores, una degradación ("degeneración") suave y gentil. A los mismos resultados se llega por caminos muy ambiguos y tortuosos. El hipocampo organiza la memoria y le añade la categoría hedónica por sus relaciones con el resto del sistema límbico y el hipotálamo, asiento de las funciones homeostáticas. Sistema límbico y funciones autonómicas le imprimen a las categorías perceptivas la impronta de las, categorías de valor.
El lóbulo frontal, por sus extensos mapas re entrantes, es el lóbulo de los conceptos, unido a una agenda espacial, que reside en el lóbulo parietal y a una agenda del reconocimiento visual que es subtendida por el lóbulo temporal.
La conciencia primaria es la de los animales y del cerebro derecho del hombre, aislado por callosotomía: vive de "escenas" con experiencias, pero sin sucesión temporal.
Es adaptativa al presente y al espacio del nicho ecológico. La conciencia de orden superior basada en la anterior, contando con las categorías perceptivas y con los valores hedónicos y autonómicos, se yergue sobre el tiempo presente para darle al hombre intencionalidad, conciencia de sí mismo, proyección del pasado al presente y trágicamente, referencia a su muerte. Es la conciencia simbólica que permite al hombre sustraerse del mundo actual, en un escenario de ideas abstractas, de conceptos, que no necesitan de los mensajes del mundo presente.
En suma, de la conciencia del tiempo de la memoria individual e histórica, surge el libre ejercicio de la voluntad. Emerge la duración de Henry Bergson, esa conciencia ceñida de nuestros estados internos, hecha de sucesos importantes, que acortan el tiempo vivido. El espíritu, dirá Bergson "se diferencia del cuerpo, no por el espacio sino por el tiempo".



Dr. Sergio Ferrer Ducaud.


Para saber mas:

http://www.nodulo.org/ec/2005/n043p13.htm

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