La revista Science ha publicado una investigación que demuestra que las abejas de la miel alimentadas con una solución de azúcar con cafeína -compuesto que de hecho obtienen de forma natural del néctar del café y de algunos cítricos- son tres veces más capaces de recordar la esencia de una flor que aquellas que sólo se alimentan con azúcar.
La directora del estudio, la doctora Geraldine Wright, profesora de Neuroetología en la Universidad de Newcastle, Reino Unido, explicó que el consumo de cafeína por las abejas aporta beneficios tanto al insecto como a la planta: «Para las abejas, que vuelan a un ritmo muy rápido de flor en flor, es muy difícil recordar los rasgos de las flores, y la cafeína les ayuda a hacerlo. Y por otra parte, las abejas que se han alimentado de néctar con cafeína vuelan cargadas de ese polen a otras flores con cafeína, lo que favorece mucho la polinización de esta especie de plantas».
El equipo de investigadores de la doctora Wright halló en su estudio que el néctar de las plantas cítricas y del café contenían pequeñas dosis de cafeína. Así en las plantas del café «robusta», que se utiliza para producir café liofilizado, y «arábiga», que se emplea para los espressos. El néctar de los limones, pomelos y naranjas también contiene cafeína.
Por su parte, Phil Stevenson, coautor de la investigación y profesor en los Reales Jardines Botánicos de Kew y el Instituto de Recursos Naturales de la Universidad de Greenwich, explicó que «la cafeína es una sustancia química de defensa de plantas, tiene un sabor amargo para muchos insectos, incluidas las abejas, por lo que fue una sorpresa encontrarla en el néctar. Sin embargo, la dosis presente en estas plantas es demasiado baja como para afectar al gusto de las abejas, pero lo suficientemente alta como para alterar su comportamiento».
El efecto de la cafeína en la memoria a largo plazo de las abejas es importante: incrementa por tres la capacidad de las abejas para recordar una esencia floral 24 horas después de la toma de polen y por dos la capacidad de hacerlo tres días después.
Normalmente, el néctar en la flor de una planta de café contiene cafeína, casi tanto como una taza de café instantáneo. Al igual que el café negro tiene un sabor amargo fuerte para nosotros, las altas concentraciones de cafeína son repelentes para las abejas. En opinión de la doctora Wright, «este estudio nos ayuda a entender cómo la cafeína afecta a nuestro cerebro. Lo que vemos es que este hallazgo podría explicar por qué muchas personas prefieren beber café cuando estudian».
La doctora Julie Mustard, colaboradora en la investigación por la Arizona State University, sostiene que «a pesar de que los cerebros humanos y el de las abejas, obviamente, tienen muchas diferencias, cuando nos fijamos en sus células, proteínas y genes, descubrimos que ambos funcionan de manera muy similar. Por lo tanto, podemos utilizar abejas para investigar cómo la cafeína afecta a nuestro propio cerebro y a nuestro comportamiento».
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