Denominado “Gliese 581 g”, el sexto planeta de esta estrella que se encuentra a 20 años luz del Sol tiene una masa que es tres veces mayor a la del nuestro, y describe una órbita a una distancia adecuada de Gliese 581 como para poseer lagos o mares. Su “año” tiene una duración de solo 37 días, determinado por la velocidad con la que se desplaza alrededor de su sol y la distancia que lo separa de este. Lo mejor de todo es que se encuentra dentro de la denominada “zona habitable”, una región en la que las temperaturas provocadas por la luz solar es adecuada para sostener vida del tipo que conocemos aquí, en la Tierra. Además, el tamaño del exoplaneta hace suponer que está conformado principalmente por rocas (como la Tierra), proporcionando una superficie firme sobre la que vivir. Los planetas más grandes, con masas a partir de unas diez veces la de la Tierra, suelen ser gaseosos, por lo que vivir en ellos es -según nuestros estándares- bastante complicado. Gliese 581 g, hasta donde sabemos, se parece lo suficientemente a la Tierra como para que algún día podamos vivir en él.
Gliese 581 g, aún no agregado al gráfico, se encuentra en medio de la zona habitable.
Gliese 581 g, aún no agregado al gráfico, se encuentra en medio de la "zona habitable".
James Kasting, un astrónomo de la Universidad Estatal de Pensilvania, que no participó del hallazgo, ha declarado que Gliese 581 g “es el más excitante exoplaneta que he visto hasta ahora. Está en el medio de la zona habitable, así que es el candidato perfecto para ser habitado”.
Por supuesto, y a pesar de todo lo dicho, no debemos pensar que este planeta es una copia exacta de la Tierra. Que sea “habitable” significa que posee agua en estado líquido, que su gravedad no nos aplastará como un huevo, y que no nos freiremos en 10 segundos. Pero las condiciones reinantes en Gliese 581 g serán, por decirlo suavemente, muy diferentes de las que disfrutamos en la Tierra. En primer lugar, orbita alrededor de una enana roja pequeña, que tiene un brillo que apenas alcanza al 1% del de nuestro Sol. Esto significa que para ser habitable, este planeta se encuentra muy cerca de la estrella, y su año es muy breve: cuatro estaciones en solo 37 días. En segundo lugar, al estar tan cerca de su sol, es muy probable que en unos pocos millones de años el movimiento de rotación sobre su propio eje se detenga, provocando que el planeta muestre siempre el mismo lado hacia la estrella, tal como ha pasado con la Luna. Es más: quizás esto ya haya ocurrido. Según los cálculos de los astrónomos, esto provocaría temperaturas promedio de 71°C en el lado iluminado y de -34°C en su “lado oscuro”. Su atmósfera podría ayudar a redistribuir el calor por todo el planeta, aunque posiblemente vientos huracanados barrerían su superficie durante todo el año. Vogt cree que “el lugar más confortable del planeta se encontraría a lo largo de la línea que divide la luz de la oscuridad. Desde ese lugar veríamos la estrella siempre sobre el horizonte, en un eterno amanecer (o atardecer)."
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