jueves, abril 21, 2011

Depósitos de tsunamis

Un equipo de investigación hispano-portugués, liderado por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), ha identificado y descrito por primera vez depósitos de tsunamis causados por grandes deslizamientos y erupciones explosivas en la isla de Tenerife. El descubrimiento es excepcional por la dificultad de encontrar en Canarias depósitos de tsunami.

Según los investigadores del IGME, la Universidad Complutense de Madrid, el Consejo Insular de Aguas de Tenerife, y la Universidad de Lisboa, los tsunamis descritos en Tenerife, y que provocaron olas de más de 50 metros de altura, estuvieron asociados a la destrucción del edificio volcánico de Las Cañadas, anterior al actual Teide.

Los materiales arrastrados por las olas, compuestos por sedimentos detríticos con cantos y fragmentos angulosos de todo tipo, y conchas y moluscos, se depositaron sobre la plataforma de lavas de Teno, en el extremo noroccidental de Tenerife. Se han conservado hasta la actualidad gracias a su litificación y recubrimiento por una potente capa de suelos.

Para el equipo, este descubrimiento supone un hecho “excepcional ya que “es muy difícil encontrar en Canarias depósitos de tsunami debido a las costas acantiladas y la ausencia de plataformas costeras sobre las que se pudieran depositar los materiales arrastrados por las olas”.

El incierto origen de los depósitos

Los depósitos de Teno se habían descrito y catalogado hace décadas como yacimientos paleontológicos con conchas, corales e incluso restos de peces, pero su origen era completamente desconocido.

Los depósitos ocupan varios kilómetros cuadrados de extensión, los afloramientos llegan hasta casi un kilómetro tierra adentro, y tienen un espesor de hasta un metro y medio. Los análisis y dataciones de los materiales depositados por los tsunamis permitirán verificar su origen y edad, y su relación con episodios concretos ocurridos en la isla.

Las características y composición de estos depósitos indican su relación con erupciones explosivas ocurridas hace entre 150.000 y 180.000 años que provocaron el desmantelamiento del edificio volcánico existente y la creación de la caldera de Las Cañadas.




DETENER EL ENVEJECIMIENTO

Controlar los efectos del paso del tiempo es una de las grandes obsesiones del ser humano, desde un punto de vista estético y también médico. Científicos de Estados Unidos y de España, dirigidos por el investigador Juan Carlos Izpisúa, han dado un paso que hace más creíble la materialización de ese sueño. Por primera vez han conseguido interrumpir el envejecimiento. De momento, el logro solo se ha conseguido en el laboratorio y con células de personas con progeria, una extraña enfermedad que causa el envejecimiento prematuro en plena infancia.

El avance, que hoy publica la revista «Nature», demuestra que al menos en una placa de cultivo se puede modular el paso del tiempo. Pero sobre todo ofrece un modelo de estudio único para estudiar esta rara enfermedad y todos los efectos de la vejez natural. En las células reprogramadas de los pacientes, el grupo de Izpisúa ha reproducido fielmente la enfermedad. Lo que se convierte en el mejor conejillo de Indias para probar futuros tratamientos e investigar a fondo el proceso biológico del paso del tiempo. Esta será la aplicación inmediata.

Los niños con progeria sufren con pocos años los problemas de salud típicos de la quinta o la sexta década de la vida. Son niños-viejos: tienen arterioesclerosis, osteoporosis, trombosis y ataques al corazón. Se quedan sin pelo, su piel se arruga, apenas crecen y su esperanza de vida no supera por término medio los 14 años.

El interés científico por esta rara patología es buscar una solución para sus afectados y, por extensión, encontrar respuestas para todas las enfermedades relacionadas con la edad.

Efecto temporal

La protagonista de esta investigación es la reprogramación celular y las células iPS. Con esta técnica, se puede dar marcha atrás en el reloj biológico y conseguir que una célula adulta vuelta al estado de inmadurez original para comportarse como si fuera embrionaria. Todo sin tener que destruir embriones.

A partir de una muestra de piel de enfermos con este síndrome, los científicos del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona y del Instituto Salk (California) generaron células madre iPS o pluripotentes con la alteración genética que provoca el síndrome. Durante la reprogramación, borraron los defectos de la enfermedad en las células. Las nuevas células actuaban como sanas. Mostraban la ausencia de progerina (la proteína que causa el envejecimiento) y, lo más importante, carecían de las alteraciones nucleares y epigenéticas que normalmente se asocian con el envejecimiento prematuro.

Los niños afectados tienen graves alteraciones en el núcleo de sus células que causan, a su vez, errores en cascada en muchos genes. «Hemos observado que podemos "rejuvenecer " un núcleo "envejecido" de progeria,lo que nos abre las puertas a estudiar los mecanismos genéticos de la vejez», explicó a ABC Izpisúa.

Este efecto es temporal. Cuando esas células iPS se transformaron en una célula adulta volverían a aparecer las malformaciones en sus núcleos y todos los efectos del envejecimiento.

La aplicación inmediata es utilizar estas nuevas células iPS como banco de pruebas. Es un modelo único, en opinión de Izpisúa, porque hasta la fecha todos los estudios se han realizado en modelos animales: en moscas, gusanos o ratones..., no en humanos. Las células iPS permitirá ensayar fármacos e investigar como si se hiciera en pacientes reales. Con la ventaja de que las células reprogramadas se diferencian en un plazo relativamente corto (dos semanas), en contraste con las décadas que dura el envejecimiento natural.






Sensor natural contra la acumulación de grasas

Investigadores del Departamento de Biología Celular de la Universidad de Córdoba, en colaboración con la Universidad de Illinois, en Chicago (Estados Unidos), han descubierto un sensor natural contra la acumulación de grasas en las células que producen la hormona del crecimiento. Este hallazgo, publicado en 'Endocrinology,' podría desvelar el secreto para combatir la obesidad.

Diversos estudios desarrollados en ratones transgénicos han demostrado que las células encargadas de producir la hormona del crecimiento -- células somatotropas-- funcionan además como sensores naturales que detectan la existencia de un exceso de nutrientes e informan al organismo para evitar una acumulación de grasas y una alteración de la glucosa, condiciones previas en la obesidad.

Los investigadores de la UCO, dirigidos por el profesor Raúl Luque, miembro del Departamento de Biología Celular de la Universidad de Córdoba, han experimentado con la eliminación de genes concretos en dichas células.

Así, han comprobado que la disminución en los niveles de la hormona del crecimiento que ocurre de manera natural en el organismo con el envejecimiento --esa hormona alcanza su mayor presencia durante la pubertad e inicia después su descenso-- podría ser la fórmula que emplea el cuerpo humano para evitar la aparición de otros problemas, como la diabetes.

Cuando ese descenso es excesivo, se producen las alteraciones y aparecen enfermedades como la obesidad provocada por la acumulación de grasas --un defecto del metabolismo--, la pérdida de masa muscular y la aparición de la diabetes.

El doctor en Biología por la Universidad de Córdoba y miembro del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica, Raúl Luque, ha trabajado en la Universidad de Illinois de Chicago. Desde su regreso como investigador del Programa Ramón y Cajal en 2008, ha dirigido varias tesis doctorales y un proyecto del Plan Nacional de Investigación sobre la hormona del crecimiento y los estados metabólicos extremos, como son la obesidad y la anorexia, según informa la Plataforma SINC